por ALBERTA PORRES
Los dias pasan, segun la opinion del hombre. Ellos opinan que la ciencia traerá ALEGRÍA en abundancia. Solo que la ciencia en ocasiones es fría y tan deshumanizante, como cuando en un cuarto en completa oscuridad los ojos humanos carecen de luz. Y hoy veo a algunos jóvenes correr por tener una boda, o una carrera o el celebrar un acontencimiento de prender un árbol en la parte principal de la ciudad y que aparentemente haya "alegría", sonrisas en los niños.
Cuánta gente en México, los días previos al 12 de diciembre andarán por caminos y carreteras en pos de una imagen inventada por el alto clero católico y en aras de ella, lloran, sangran y sufren creyendo que hacen lo correcto y que en lugar de pensar en el Redentor que una Navidad nació para dar vida y vida en abundancia, solo piensan en festejar, comidas, bailes, regalos. ¿Es malo convivir con la familia y otorgarse unos a otros presentes y obsequios en un ambiente de festividad? Claro que no, siempre que no se olvide el verdadero espíritu de la Navidad y el motivo real de porque se celebra, porque lo demás entonces es sólo apariencia. Todo el año debe ser de demostrar ese amor al prójimo y no sólamente en cierta fecha, si no, esa alegría solo es un espejismo. Ya que el hombre sin Dios camina en el mas árido desierto y anda sediento, cansado, abrumado y cabizbajo. Buscando al redentor pero sin encontrarlo viviendo en obscuridad, tienen ojos pero no ven, tienen oídos pero no oyen, tienen boca, pero ante el Redentor se quedan mudos y sus pies están sin fuerzas.
Así, niños, jóvenes y ancianos, oidme: la ciencia no tiene nada que dar, pues cual enfermos, solo nos dan placebos y calmantes. El redentor siempre está cada instante. Despierten, abarn sus ojos, clamen de corazón esta Navidad, pues el Redentor ahí está!
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